Aunque no conseguí una foto bonita de este excelente rodaballo creo que se puede apreciar lo jugosa que estaba la carne. Es una receta sencilla que no quita ningún sabor a este pescado que ya tiene bastante y que nos hará saborear el mar en cada bocado.
INGREDIENTES:
Para 4 personas
1 rodaballo salvaje de 1.200 gramos
6 dientes de ajo
3 ramas de perejil fresco
Sal
Aceite de oliva virgen extra
PREPARACIÓN:
Ponemos a calentar el horno a 190º. Limpiamos y secamos bien el rodaballo. Hay quien le quita la piel pero a mí me parece muy sabrosa y nunca se la quito. Ponemos papel de hornear en una fuente. El papel evitará que el pescado se pegue al recipiente. Tiene dos ventajas: que no suelta la piel y que manchamos menos la fuente. Colocamos sobre el papel el rodaballo. Hacemos dos cortes con un cuchillo bien afilado en su parte más gruesa.
Pelamos y cortamos a la mitad los ajos y los ponemos en el mortero, hacemos lo mismo con el perejil lavado y seco. Añadimos un poco de sal y machacamos pero sin que nos queden los trozos de ajo muy aplastados. Picados pero sin hacerse puré. Regamos esta mezcla con 4 cucharadas soperas de aceite e impregnamos con esta salsa el rodaballo. Metemos al horno con calor arriba y abajo, sin aire, justo al medio de la altura del horno. Cada 5 minutos regamos con el jugo que tenemos en la bandeja.
Tardó en hacerse 30 minutos pero la mejor forma de saber cuando está en su punto es observar como se abren los cortes que le hemos hecho. Veremos la espina cuando esté bien asado. Otro punto de referencia es su cola que se desprende del cuerpo, como se ve en la foto.