Si os gusta poner en la ensalada remolacha, os aconsejo que si las encontráis frescas hagáis esta conserva. Es muy sencilla y no puede compararse el sabor, con el que tienen las que podemos comprar preparadas. Podemos hacer la cantidad que queramos ya que la receta nos da las pautas que deberemos seguir.
INGREDIENTES:
Remolachas frescas
Vinagre suave, de manzana o vino
Agua
Sal
Pimienta negra en granos
PREPARACIÓN:
Quitamos las hojas a la remolacha sin cortarlas al ras. Las lavamos bien porque las vamos a cocer sin pelar para que no pierdan sus propiedades. Las hojas de la remolacha las podemos utilizar como si fuesen hojas de acelga, para otro plato. En una cazuela ponemos agua con un poco de sal y las remolachas a cocer. Dejamos que se hagan treinta minutos. Comprobamos que ya están blandas pinchándolas con un palillo. Sacamos del agua, colocamos en un plato y dejamos que enfríen. Una vez frías, las pelamos y cortamos en bastoncillos o en rodajas fijas. Vamos rellenando tarros de cristal que habremos esterilizado, hirviéndolos en agua durante media hora. Tendremos que esterilizar los tarros y las tapas por separado.
En un bol ponemos la misma cantidad de agua que de vinagre y unas bolas de pimienta negra (al gusto). Mezclamos y vertemos en los botes hasta el borde. Cerramos herméticamente con las tapas. Como esta conserva se hace en frío conviene esterilizarla. Para ello ponemos los tarros en una cazuela amplia, donde queden totalmente cubiertos por el agua, protegidos entre ellos con unos paños para que cuando hierva el agua no choquen y se rompan. Los tendremos media hora y sacamos con cuidado para no quemarnos. Dejamos que enfríen, a temperatura ambiente, boca abajo para que hagan bien el vacío. Una vez fríos ya podemos guardarlos en nuestra despensa.