Esta tarta es muy sencilla de hacer y queda muy rica y suave. Os aconsejo que utilicéis un molde un poco alto porque al hacerla se pone como un soufflé y sube mucho. Luego, al templar, baja mucho de altura.
INGREDIENTES:
4 huevos
200 g. de leche condensada desnatada
2 yogures griegos
2 cucharadas soperas de azúcar de caña integral
500 gramos de queso de Burgos
Para cubrir la tarta:
12 fresas
1 mandarina
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º. Colocamos todos los ingredientes en el vaso de la batidora y batimos hasta que estén todos bien unidos.
Utilicé un molde plateado de Albal y no hace falta engrasarlo. Ponemos toda la mezcla en el molde y metemos en el horno. Lo he dejado los primeros 15 minutos en posición turbo (con aire). Luego lo he dejado 30 minutos en posición de calor arriba y abajo. Para saber si ya está bien hecho pinchamos con un palillo. Mientras templa la tarta, ponemos en una
cazuela las 12 fresas lavadas y cortadas en unos ocho trozos. Añadimos
el zumo de una mandarina y dejamos que se haga a fuego suave unos 20
minutos. Se puede añadir azúcar si os gusta mucho el dulce. Cuando las
frutas estaban casi sin líquido las deje enfriar y las coloqué por
encima de la tarta. No hace falta triturar las fresas, quedan muy suaves
de esta forma.